Hay ciudades que a través de la historia de la civilización se distinguieron en un momento dado como destino de migrantes que quisieron salir de su nación de origen por razones muy diversas.
Entre estas posiblemente sobresalen la búsqueda de mejores oportunidades y la urgencia de escapar de algún tipo de persecución que ponía su integridad física en peligro.
Esto sigue ocurriendo por desgracia, siempre ha sucedido y es muy probable que persista aún por un largo periodo, y lo único que probablemente ha cambiado es el lugar que ha acogido a ese numeroso grupo de migrantes.
Es justo aclarar que ese flujo tiene otras facetas y no siempre ha obedecido a cuestiones apremiantes de carácter más bien trágico, sino que en muchos casos se ha debido al deseo de mejorar un nivel de vida o a culminar aspiraciones artísticas, ya que algunas de esas ciudades se constituyeron como centros culturales de su época.
Migración de celebridades en la historia
La ciudad africana de Alejandría, en Egipto, fue el “centro económico y cultural” del planeta durante el apogeo de la cultura helénica hacia el siglo III a C. Se congregaban en su territorio eminencias muy notables en ciencias y artes y su fama seguía atrayendo a todo género de aspirantes con o sin talento que aspiraban a sobresalir, lo que aumentaba su reputación incrementando su importancia.
Pero como todo tiene un fin llegó el triste momento del declive, y de su esplendor sólo ha quedado su recuerdo.
Siglos después, todo artista que se preciaba de serlo soñaba con establecerse en el nuevo centro cultural del mundo, nada menos que la ya mítica París. Pintores, literatos, poetas, músicos, actores, en general artistas y por supuesto científicos buscaron el ambiente parisino para desarrollar sus escasas o abundantes aptitudes cobijados por el “cielo de París”, que cuando menos otorgaba un poco de reputación.
Los tiempos cambiaron, y de pronto otra ciudad heredó las glorias de París con todas sus prerrogativas y responsabilidades sólo que en una época distinta, más accesible y diversificada.
Nueva York, la gran manzana, foco de genialidades y defraudadores que lo mismo honran el arte que lo denigran sin ningún escrúpulo aparente.
Pero así es esto del arte, al parecer no es nada extraño, lo diferente es que en el presente todo es divulgable y los “aparatos” de publicidad y promoción” ya lo tienen aprendido.
Migración de celebridades a México
Desde hace mucho tiempo México se ha distinguido por ser un anfitrión asiduo de personajes internacionales, que por motivos muy diversos han buscado el recurso del retiro, ya sea urgente o sólo temporal como tecleando pausa.
Celebridades de distintas áreas, influyentes en su campo, han llegado en calidad de inmigrantes, algunos buscando inspiración, otros más aspirando a pasar desapercibidos probablemente aburridos de la fama, otros como refugiados huyendo de una muerte segura o muy probable, y otros tratando de despejarse en un ambiente diferente al suyo para reubicarse.
Se oye bien, es lícito y el recurso ha favorecido a muchos, pero para otros la realidad no fue tan romántica como esperaban.
México es un país reconocido principalmente por su hospitalidad, por su cultura, su riqueza en tradiciones, su diversidad geográfica, su historia y por sus zonas turísticas, aunque no de manera particular por ser un “centro cultural” que atraiga talento en vías de desarrollo.
Quienes han llegado -con sus excepciones- ya tienen un nombre y un lugar, y como se dijo antes su motivación para venir se basa en razones estrictamente personales.
Para congregar en un espacio reducido a todos esos personajes es preciso apelar a la concisión y excluir información superflua, que encaja perfectamente bien en una biografía aunque no en un escrito que sólo se propone mencionar de paso -y con respeto- a dichas personalidades.
Por lo tanto, sin orden cronológico ni de importancia empezamos de una vez.
Celebridades históricas en México
Sergei Eisenstein
Fue un gran cineasta ruso de la época en que la cinematografía requería más de creatividad y talento que de recursos económicos y aparatos publicitarios avasalladores.
Llegó a México entre 1930 y 1932, después de haber fracasado en un intento de producir películas en Estados Unidos porque esa temporada no era la más indicada para que un ruso llegara a hacer cualquier cosa a ese país, y menos una de valor.
Simplemente le negaron el financiamiento. En México trabajó durante algunos años de manera más o menos productiva, y lo más conocido de su material es la cinta ¡Que viva México!
Es importante señalar que estrictamente hablando no era ruso aunque formalmente lo era, ya que nació en Riga, Letonia en 1898 y Letonia era parte de “la madre Rusia”.
Luis Buñuel
Otro talentoso director de cine nacido en Calanda en Aragón, España, vino a México por razones coincidentemente parecidas a las de Eisenstein.
También viajó a Estados Unidos con el fin de producir y hacer una carrera, pero cuando su amigo (¿?) Salvador Dalí declaró que Buñuel era comunista se le cerraron las puertas -y el financiamiento, claro- se vio en la necesidad de emigrar a México, donde se estableció y logró culminar una notable y celebrada carrera como productor y director.
En el año de 1951 de nacionalizó mexicano y permaneció aquí por el resto de su vida.
Fidel Castro
El siguiente personaje no vivió en México aunque vino de visita de manera un poco clandestina.
Fidel Castro vino antes de la revolución seguramente a preparar detalles de su proyectada rebelión contra el régimen del dictador Batista.
Se rumora que llegó en 1955 y que se entrevistó con quien más tarde sería su colaborador más importante, el “Che Guevara”. Meses después partiría hacia Cuba para culminar su exitoso golpe revolucionario.
Las reuniones se celebraron en un local de la colonia Tabacalera, pero se hospedó en la colonia Industrial al norte de la ciudad, en la calle de Buen Tono al parecer en el número 40.
León Trotsky
Lev Davidovich Bronstein curiosamente tampoco era ruso sino ucraniano, aunque formalmente era ruso porque en ese tiempo Ucrania formaba parte de Rusia.
El apellido Trotsky lo adoptó a partir de que utilizara documentos falsos para escapar de una inminente amenaza de prisión.
Para abreviar su historia sintetizaré los datos generales más trascendentales hasta llegar a su final:
¿Quién fue León Trotsky?
Fue un notable revolucionario, que al lado de Lenin destacó hasta convertirse en uno de los personajes más sobresalientes del movimiento que triunfó y que estableció el régimen socialista en lo que se conocería poco después como la Unión Soviética.
Lenin murió y lo sucedió en el mando Stalin, enemigo político de Trotsky porque diferían en puntos estratégicos muy importantes, y ahí se inició el enfrentamiento que creció hasta hacerse personal.
Fundó la “Cuarta Internacional” para oponerse a Stalin al mismo tiempo que buscaba asilo político en México porque temía -con sobrada razón- que lo mataran, y en 1936 le fue concedido por el presidente Cárdenas.
Vida en Coyoacán
El desenlace no se inscribe en lo que pudiera llamarse afortunado. Vivió alrededor de cuatro años en una casa de la colonia El Carmen, Coyoacán, en la calle de Viena, hasta donde le llegaron los matones específicamente contratados para mandarlo al otro mundo sin escalas.
Y si digo que trataban de matarlo es porque le dispararon nada menos que 400 tiros sin lograr matarlo, y no creo que 400 tiros se debiera a un accidente de la categoría de los desafortunados.
Muerte de Trotsky
El “comando de la mala puntería” fue dirigido por un fulano llamado Leopoldo Arenal que al parecer no se distinguía por lo notable de sus dotes organizativas. ¡400 plomazos y no lo asesinaron!
Pero Stalin no se conformó con lo rotundo del fracaso y como no era amigo de la pérdida de tiempo contrató a otro criminal con la esperanza de que estuviera más favorecido por la naturaleza en el aspecto intelectual, de manera que eligió a la pareja formada por Caridad y Ramón Mercader.
Militantes comunistas españoles, y para no alargar el desenlace lo mataron en agosto de 1940 de un golpe en la cabeza con una sólida piqueta de las que se usan para trepar por las montañas que parecen diseñadas para aplicar heridas contundentes.
La captura y posterior juicio a Mercader se definieron con una condena de 20 años en prisión, y cuando alcanzó su libertad en 1960 fue honrado como “héroe de la Unión Soviética”. Caray, qué mala onda.
Otras celebridades que vinieron a México
Por razones de espacio y para no aburrir a quienes tuvieron la gentileza de dedicar un poco de su tiempo a leer este breve escrito sólo haré mención de otros notables personajes que llegaron a territorio nacional, con la firme idea de proseguir con sus historias en un futuro no lejano.
El Sha de Irán, Mohamed Reza Pahleví,
B. Traven,
Chavela Vargas,
Rigoberta Menchú,
José Martí,
Leonora Carrington,
Evo Morales,
Y algunos otros más…………