Soo Jung nació en el sureste de Corea del Sur en la ciudad industrial de Changwon, capital de la provincia de Gyeongsang que cuenta con aproximadamente un millón de habitantes y se ubica cerca de Busan, la segunda metrópoli más grande del país.
Cuando emigró su primer destino fue Colombia, estableciéndose en la ciudad de Medellín donde estudió el idioma español, y paralelamente, para perfeccionarlo tuvo la oportunidad de practicarlo en el medio y con sus amistades que siempre la trataron bien. Posteriormente se le presentó la opción de venir a México y lo aprovechó sintiendo más seguridad por ya tener un buen dominio de la lengua, y aunque un poco insegura logró vencer sus nervios y se decidió. Desde entonces han pasado siete años y jamás se ha arrepentido, ya que aquí se siente como en casa.
¿Qué sabía de México?
Antes de venir no sabía mucho de México, pero por sus pocas referencias se formó una idea y le ilusionaba conocer de cerca la cultura y por supuesto los sitios turísticos más promocionados. Hoy recuerda que siempre fue bien recibida y que la amabilidad natural del mexicano nunca la hizo sentir como extranjera sino como una de nosotros. Por ahora su única inquietud es que extraña a su familia; a sus padres en particular.
A sus 30 años es una persona emprendedora y muy activa: dice que trabaja como “godín” (oficinista de lunes a viernes y de 9 a 6) organizando eventos culturales, y además importa productos de Corea para su comercialización. Su ocupación alterna, aunque ejercida con muchísimo entusiasmo, es el de administrar un canal en redes que le da satisfacciones por la posibilidad de comunicarse con la gente de habla hispana.
A Soo Jung no le incomodó al llegar lo irritante de la comida mexicana como a muchos extranjeros, ya que en Corea del Sur también se come mucho chile y además le gusta. Entre sus platillos predilectos menciona como el principal el chile serrano -que nunca falta en su casa-, el pozole, los chilaquiles, las tortillas y los tacos al pastor.
¿Diferencias culturales?
Desde luego encuentra diferencias entre las culturas que conoce: en Corea no se baila tanto en fiestas y reuniones como en México y Colombia, no forma parte de su cultura y por lo tanto la costumbre no está tan extendida; allá se baila en discotecas y sitios de esa clase. Por otra parte la vida en Corea es muy cómoda gracias a la tecnología que irrumpe en todos los aspectos cotidianos. Respecto al racismo considera que existe en ambas partes, en Corea se discrimina a la gente más morena, y en México por desgracia entre ellos mismos, ya sea por razones de color de piel, de origen o de nivel económico, que en sí ya no sería racismo.
Sus proyectos a mediano y largo plazo están bien definidos: permanecer en México, formar una familia y tener un lugar y una posición estable para ofrecer a sus padres cuando quieran venir a acompañarla.
Lo va a lograr, y ese es nuestro deseo.