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Alemana en México

Kathrin es una mujer inteligente y preparada que vino a México a ocupar una plaza de trabajo sin una idea muy clara respecto a la extensión de su permanencia en el país; simplemente vino a trabajar, sin pensar en nada más.

¿Qué la trajo a México?

Llegó, recuerda perfectamente bien, el 5 de septiembre de 2006, lo que significa que su estancia ya casi alcanza los 14 años. Ahora su edad es de 40, y ya tiene la doble nacionalidad que presume con orgullo. 

Nació en el norte de Alemania, en la ciudad de Hamburgo que cuenta con poco menos de dos millones de habitantes, segunda más poblada de Alemania. Kathrin se refiere a ella como la ciudad más bonita del mundo.

¿Choques culturales?

Refiere que al principio, sus primeros tres años aquí fueron bastante complicados para ella; no conseguía adaptarse y a menudo le afectaba la soledad porque no encontraba sentido a muchas cosas de las que la rodeaban e incluso pensaba en regresar, pero algunos de sus compañeros se esforzaron para levantarle el ánimo y le hablaron fuerte con el fin de que reaccionara y modificara su actitud.

Ese detalle la llevó a reflexionar y se convenció de las ventajas y las conveniencias de al menos intentarlo, y a partir de entonces aceptó la vida como se le presentaba encontrando el aspecto positivo de lo que tenía a su alrededor.

Ama vivir en México a pesar del ruido insoportable, de sus incongruencias y del caos dominante, y aunque extraña algunas cosas de Alemania ya no se siente una extranjera sino una mexicana más con doble nacionalidad.

Desde su percepción el hombre mexicano es inseguro, machista y posesivo, tres peculiaridades muy relacionadas entre sí que se alimentan una a otra arraigando en el carácter.

Kathrin es directa y nunca titubea al expresar con claridad todo lo que piensa y siente, y como ya no es formalmente una extranjera dice que en general la gente es envidiosa.

Algo más que le extrañó es que aquí los hijos viven con sus padres mucho tiempo más que en Alemania. Ella, por ejemplo, se independizó cuando acababa de cumplir dieciocho años.

Vida Profesional

Trabaja en la embajada de Alemania en la sección de cultura, situación que divide su vida en dos mitades: en la oficina es alemana y habla en alemán, y al salir ya es mexicana hablando el español; el español mexicano.

Le gusta la cocina mexicana y ya come de todo menos esas “cosas raras” como los tacos de cachete, de tripas, de ojos y otros ingredientes de características no precisamente persuasivas que sabiendo lo que son se convierten en una atenta invitación a la renuencia y al rechazo.

Por ahora no piensa en regresar a Alemania a radicar; se siente bien aquí, y la única posibilidad para que volviera sería que le hicieran una buena oferta laboral.

Muy bien, Kathrin, ya no eres extranjera sino una mexicana.

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