Liviu arribó a Cancún en enero de 2014 para tomar una semana de vacaciones en el mar, pero disfrutó tanto de su estancia que regresó a España a poner en orden sus asuntos para volver a México ya con la idea de establecerse de manera permanente.
El resultado es que después de seis años sigue viviendo en el país y no tiene pensado abandonarlo.
Rumania
Liviu nació hace 38 años en Rumania, en una pequeña localidad del sur llamada Târgu Jiu localizada en la costa este del río Jiu, que cuenta con un poco menos de 100 000 habitantes y está ubicada a 289 Km de Bucarest, la capital, y a 4 horas de camino.
Universidad en Bucarest
Al cumplir los dieciocho años se trasladó a la capital Bucarest a cursar la carrera de Relaciones Internacionales, y cuando se graduó se dedicó a viajar por toda Europa por espacio de diez años con esporádicas temporadas en que regresaba a su país para visitar a la familia.
Vivió en Francia, en Italia, en Alemania y en España, hasta que decidió cambiar de ambiente y conocer el continente americano.
Dificultades con la lengua
Cuando llegó no hablaba prácticamente nada de español y se comunicaba por medio del inglés, hasta que al cabo de tres o cuatro meses fue capaz de comunicarse razonablemente bien superando la barrera del idioma.
Desde luego que lo que aprendió primero fue un muy respetable repertorio de majaderías en mexicano.
Vida profesional
Su profesión es la de maquillista, y actualmente trabaja para una empresa que colabora en la producción de películas, comerciales y telenovelas.
Choques culturales
Los choques culturales que enfrentó no tuvieron nada de dramático y más bien fueron graciosos, como la sorpresa que experimentó al ver que al comprar comida para llevar la salsa se servía en bolsas de plástico.
Otros fueron la institucional impuntualidad a la que ya se acostumbró, la celebración de los XV años, la mesa de regalos en las bodas y el uso de los diminutivos en el habla coloquial.
Recuerda la primera vez que escuchó la alerta sísmica, ya que no sabía de lo que se trataba. No reaccionó, y tuvieron que avisarle.
De México le gusta el clima, el carácter de la gente y la comida, tanto así que asegura haber aumentado de peso desde su llegada.
Gastronomía
Su percepción es que hay una gran variedad de platillos, de frutas y de vegetales. En especial le gustan los chiles en nogada, la cochinita pibil, los tacos al pastor, las carnitas y los esquites, aunque dice que le gustan muchos otros más.
Su platillo favorito de Rumania es el Sarmale, rollitos de carne con hojas de col que consiste en carne picada, col, cebolla, arroz y salsa de tomate.
Lugares favoritos
Le gustan las playas de Zipolite y Mazunte, ambas en el estado de Oaxaca, además de Cancún y la ciudad de México.
Menciona que en Rumania hay racismo sobre todo en contra de la población gitana. Se calcula que hay alrededor de 600 000 gitanos en Rumania, el 2.5% de la población total.
Un estudio del Banco Mundial dice que en Rumanía 9 de cada 10 gitanos tienen graves problemas económicos, que sólo un tercio de los niños están matriculados en la escuela a los 16 años de edad, cifra menor aún en niñas, y que un tercio de quienes buscan empleo se enfrentan a la discriminación.
Vida en Rumania
Vivir en Rumania es caro. Su moneda es el leu, representada por las siglas RON en las bolsas internacionales. Un leu (lei en plural) equivale a 5.42 pesos mexicanos y a 0.21 respecto al euro.
Asimismo menciona que en Rumania hay una gran intolerancia hacia la diversidad sexual, porque en su opinión la gente es “muy cerrada”. Desde su punto de vista en México hay más tolerancia hacia la diversidad sexual.
México le ha ofrecido muchas oportunidades. Sus planes a futuro son continuar con su carrera en México, conocer más gente y ampliar sus horizontes. No piensa regresar a vivir a Rumania, sólo ir de visita una vez al año para ver a su familia.